La pérdida de un ser querido, es un duro golpe que se enfrenta emocional y mentalmente y se somatiza físicamente, convirtiéndonos en presas del cansancio, el estrés, la ansiedad y el agotamiento.
Además de permitirse la correcta vivencia del duelo en la adptación de la ausencia, el doliente debe buscar la forma de disminuir esta sintomatología, de tal forma que recupere la tranquilidad y paz que requiere para dar continuidad a su vida. Ante esta necesidad, es recomendable, junto a este proceso de acompañamiento por pérdida de un ser querido, la realización de actividad física complementaria,con la cual libere el estrés y equilibre el cuerpo.
El yoga, es conocido como un ejercicio completo en el que se trabaja cuerpo y mente en conexión, para lograr equilibrar las emociones y dar al cuerpo la sensación de descanso y relajación, pero… ¿De qué manera puede beneficiarnos el yoga en nuestro proceso de duelo?
En lo emocional o estado de ánimo, nos aporta:
- Tranquilidad de mente, paz.
- Fortalecimiento de la autoestima.
- Estabilidad emocional, control de los altos y bajos en conductas producidas por la adaptación.
- Concentración y memoria.
En lo físico nos aporta, flexibilidad, energía, tonificación, buena postura, bienestar general y mejora de la circulación sanguínea, síntomas que pueden presentarse a la hora de llevar un proceso de duelo.
Y en el ser nos aporta serenidad a la hora de afrontar problemas, mayor facilidad para descansar por la noche, armonía y una ocupación nueva en la cual distraernos, lo cual también es necesario para dar descanso a la mente.
Para algunos dolientes el yoga puede ser visto como un refugio ante la turbulencia de la mente y del entorno, se convierte en un lugar seguro para conectarse con las emociones, permitirse sentir sin miedo a ser juzgado, es un ejercicio que permite liberar cargas.
Recordemos, el duelo es un proceso de afrontamiento ante la pérdida de un ser querido; donde lleva consigo diversas alteraciones que nos causa dolor, el yoga no favorecerá mejorando nuestra calidad de sueño, disminuyendo la ansiedad y la tristeza, pero lo más importante nos brindará una actividad placentera y un espacio libre de dolor para continuar sanando nuestro corazón que está débil por la ausencia y el vacío que nos dejó nuestro ser querido.