Síndrome del nido vacío: cuando los hijos se van de casa

Ser padres, es una de las tareas más bellas y difíciles, pues se nos han dado la responsabilidad de cuidar a pequeños seres que como “préstamo” han venido a la tierra para demostrarnos que si es posible amar a alguien más que a nosotros mismos, por esto después de dedicar nuestros momentos a verlos crecer y llenarnos de orgullo ante sus logros, se hace difícil comprender que están listos para formar su propia vida lejos de la casa paterna. El síndrome de nido vacío se experimenta ante el momento poco deseado de ver partir a los hijos de la cuna del hogar. Descubre aquí las vivencias que los padres pueden experimentar en este duelo.

El término no solo hace referencia a la inevitable pérdida por muerte de un ser querido, el duelo se diversifica para diferentes situaciones de la vida, en las que debe darse un proceso de adaptación emocional tras la vivencia de cualquier pérdida (pérdida de un empleo, de un ser querido, de una relación), entendiendo la misma como una ruptura o desprendimiento que afecta emocionalmente al individuo.

Dicho esto, el enfrentarse con la posibilidad de “dejar ir” de casa a los hijos, a quienes hemos considerado tan pequeños y frágiles (sintiendo que siempre serán bebes) y dar el paso a aceptar su madurez y adultez, puede generar en los padres un proceso de duelo. En este, como en otros duelos, no existe un padre que viva en mayor o menor medida el dolor de ver partir a sus hijos, pero si existe quienes pueden experimentar el síndrome de nido vacío, el cual no es más sino la vivencia de la emancipación, donde a pesar que los hijos siguen presentes (toman sus propias decisiones para realizar sus sueños y proyectos, como viajar a otro país a estudiar, casarse, o simplemente porque quieren vivir independientes) sin embargo ya no están en el hogar y se presenta por parte de los padres la resistencia a tener que experimentar su ausencia y luchar para buscar las razones por las cuales no deben abandonar el hogar.

Aunque este síndrome se presenta mayormente en las mujeres, quienes asumen el rol de total dedicación a sus hijos, puede darse por igual en cualquiera de los padres.

Lo realmente valioso de atravesar esta etapa y dar inicio al proceso de sanación de esta “ruptura”, es comprender que puede ser visto como la oportunidad de recuperar “los años maravillosos” y reanudar los proyectos y vivencias como pareja ( si aún se conserva el matrimonio) y/o los proyectos personales que quizás se dejaron de lado por dedicarse a la crianza de los hijos.

Si consideras que puedes estar viviendo una situación similar, aquí te dejamos algunos tips que te servirán para hacerte consciente de la situación y puedas iniciar un proceso de aceptación:

• Mira la partida de tus hijos como un gran logro, independencia y éxito no solo para ellos sino también a tu ardua entrega y amor, los frutos de las enseñanzas entregadas.
• Ahora puedes poner en curso tus sueños aplazados, reforzar y disfrutar más de tu relación de pareja.
• Actualmente existen diferentes redes por las cuales puedes mantener contacto con ellos,recordemos que con la partida de nuestros hijos no termina nuestra relación al contrario la enriquecemos y mejoramos.