Como lo hemos mencionado en anteriores oportunidades, la pérdida de un ser amado es devastadora, hablándolo desde la emocionalidad, pues sentimos como el corazón se rompe en millones de pedazos que consideramos imposibles de juntar otra vez.
Sin embargo, como en cualquier situación de dolor, peligro o derrota, la capacidad de resiliencia del ser humano es asombrosa y por esto, después de permitirnos tener una vivencia positiva del duelo; tal como el ave fénix, regresamos de nuestro punto de oscuridad para retomar el rumbo de la vida y encender la luz de la felicidad.
Es allí, como sin saber cómo ni cuándo, ni encontrar el momento exacto en el cual sucede, soltamos el dolor e iniciamos el camino de sanación del duelo, comprendiendo que este no representa el olvido sino el recuerdo con gratitud y sin sufrimiento.
Pero, para quien vive un duelo o para quien acompaña un doliente, existirá la duda de ¿Cuándo puedo reconocer que el duelo está sanando?, pues bien, hay acciones sencillas que aunque sean imperceptibles, representan un gran paso en este camino de sanación:
- Se puede mencionar al fallecido o las circunstancias de su muerte sin que esto provoque el deseo de llorar o la negación:En este caso, el doliente se muestra más tranquilo ante la posibilidad de revivir recuerdos de la vida del ser amado fallecido o de recordar detalles de su fallecimiento. La familia se siente cómoda y esto no representa un tema vetado en las conversaciones.Aunque al hablar de ello, puede aún evidenciarse tristeza, su emocionalidad se encuentra equilibrada y puede conversar sobre esto, sin que se desate llanto incontrolable o estado de shock.
- Emociones controladas:Una de las particularidades del duelo, es que la persona que atraviesa por este proceso, suele estar más susceptible, por lo que ante circunstancias que a vista de todos pueden ser normales, el doliente puede tener reacciones emocionales súbitas desmedidas que nadie puede entender.Cuando el duelo ha iniciado su sanación, el doliente puede escuchar música, recordar situaciones puntuales, compartir con personas cercanas o ver objetos relacionados al fallecido, sin que esto desate dolor.
- Retoma la realización de proyectos de vida a corto o largo plazo / puede establecer rutinas:Al doliente se le percibe feliz, nuevamente habla de planes de vida, sueños por cumplir o simplemente retoma su vida social con normalidad sin sentirse culpable.Establece nuevamente sus rutinas, reorganiza aquellas con las que interactuaba con el fallecido y se visualiza más comprometido con su felicidad.
Para quien vive el proceso de duelo, no hay tiempos, momentos o reglas exactas, cada vivencia es personal e intransferible, sin embargo, estas acciones pueden ayudar a determinar que el proceso ha iniciado un rumbo a la sanación y que por tanto el doliente está listo para dar paso a la remembranza de su ser amado sin que la misma le perturbe.
Es importante recordar que sanar el duelo, es la forma más significativa que tenemos de honrar la memoria de quienes amamos, pues nadie quiere ser recordado con dolor, todos queremos que al nombrarnos nuestros seres más cercanos dibujen en sus labios una sonrisa.
Si aún no identificas estas señales, no hay lugar a preocupaciones*, la sanación es un proceso de paciencia y determinación, lo más importante es que estés decidido a llevar una vivencia correcta del duelo y te permitas sentir sin restricción.
(*) Es importante estar atento a posibles señales de depresión o duelo patológico, que puedan requerir tratamiento especial.