El fallecimiento de un ser amado es una etapa de la vida que todos atravesaremos en cualquier momento, pero cabe decir, que hay pérdidas difíciles de sanar. La tristeza profunda puede considerarse normal, solo depende de la intensidad que se encuentra en nuestros sentimientos y emociones.
Sufrir es inevitable, pero lo normal de este proceso es que el dolor vaya transformándose a otros sentimientos y sensaciones menos profundos como la nostalgia y la melancolía, para que al final, encontremos la necesidad de seguir con nuestra propia existencia.
¡Recuerda! Para llegar a la aceptación por pérdida de un ser querido, se tiene que vivir, sin negarnos a entrar a alguna de sus fases, si forzamos las emociones, podrían aparecer síntomas relacionados con la necesidad de permanecer unidos a la ausencia de nuestro ser querido.
Cuando estas reacciones duran por mucho tiempo, es importante tener un apoyo familiar y asimismo profesional. Pero, ¿cuáles son esas reacciones?
- Sentimientos que nos lleva a pensar que no hicimos lo necesario por la vida de nuestro ser querido.
- Sentirnos inútiles
- Nuestros movimientos son lentos
- Tener la impresión de escuchar y sentir a nuestro ser amado.
Por otro lado, es importante buscar una solución, volver a nuestra cotidianidad y a su vez, a que nuestro estado de ánimo se normalice.
- Salir. El estar mucho tiempo a solas aumenta los sentimientos que han afectado nuestra vida.
- Hablar de nuestro ser querido. Alivia y es un síntoma que estamos empezando a aceptar la perdida.
- Tener una salud física favorable. Permite aliviar las tensiones y nos aumenta el deseo de continuar con nuestras vidas.
Por eso, cuando la vida nos separa de un ser querido el recuerdo de su sonrisa es la mejor manera de seguir adelante.