Al perder a alguien de una forma inesperada, el duelo evoca emociones más intensas que pueden hacer sentir a quien lo vive, que está pasando por una “irrealidad” y por tanto su proceso de aceptación y sanación puede verse afectado.
La pérdida de un ser amado, sea cual sea su motivo, conlleva a la vivencia de un proceso de duelo, el cual se presenta en cada persona de manera diferente y es imposible determinar que el de uno otro ha sido un proceso más doloroso.
Sin embargo, ante una pérdida repentina, es decir, aquella qué sucede cuando no estamos a su espera ( generalmente relacionada a fallecimiento por causa violenta, suicidio o por enfermedad repentina o no diagnosticada), el “dolor” puede experimentarse de forma más intensa, pues va acompañado no solo de la sensación de tristeza propia del duelo, sino de otras dudas y “culpabilidades”.
Cuando tienes el tiempo para “prepararte” frente a un suceso, en el momento de su vivencia haz podido ponerte en “posición de defensa” (haciendo similitud a cuando observas que un objeto cae y puede golpearte), pero cuando sucede de forma inesperada puedes sentirte aturdido y desorientado pues desconoces cómo sucedió (por ejemplo, el objeto cae golpeándote por la espalda sin darte tiempo de reaccionar, tu primera pregunta será ¿Qué pasó?).
Es así como, al no pensar que esta persona iba a partir tan pronto, el doliente desarrolla un desafío adicional con su “yo interno” en que puede sentir que está viviendo en una irrealidad, pues no existió la oportunidad de decirle adiós o para expresarle un último “te quiero”, quizás vuelve a la mente recurrentemente el último encuentro con esa persona, donde quedaron muchos pendientes; todas estas situaciones suelen causar reacciones mucho más profundas, tales como: shock profundo, la culpa, la desesperación, el enojo, la depresión intensa y la desesperanza frente a un mundo que no se muestra seguro. Asimismo; problemas para dormir, fatiga y cambios en la alimentación. *
Aun así, se debe tener presente que todos tenemos la oportunidad de seguir mirando hacia adelante sin olvidar a la persona que partió. Son importantes, algunos consejos para afrontar este proceso de duelo:
1. CONVERSA: Guardar los sentimientos puede hacer sentir una sensación de locura en la vida. Sin embargo, sólo expresando estas emociones podrás ir avanzando poco a poco en este camino de duelo.
2. AYUDA PRÁCTICA: El proceso de duelo consume gran parte de nuestras energías diarias. Nuestro ser está intentando comprender esta muerte que repentinamente ha cambiado nuestra vida. No tengas vergüenza de pedir ayuda de quienes te rodean para afrontar la rutina cotidiana, el apoyo fundamental es nuestra familia y amigos cercanos.
3. EXPRESA:Si sientes que no encuentras en tu familia un espacio de confianza, busca otros recursos que te permitan expresar lo que sientes.
4. SALUD: Procura cuidar tu salud física y emocional durante el proceso de duelo. Aliméntate bien, comparte con amigos y sobre todo visita a tu médico para prevenir alguna falencia física o mental.
5. APOYO PROFESIONAL: Cuando sientes que no puedes afrontar este duelo solo, se pueden ocasionar daños irreversibles en tu vida, no dudes en buscar el apoyo profesional necesario para la orientación y canalización de estas emociones.
(*)El duelo es un proceso constante por lo que todos estos síntomas pueden aparecer y desaparecer con el transcurrir del tiempo.
