Deshacer los nudos de culpa ante la pérdida de mi ser querido.

La culpa es una emoción normal de todo ser humano, que es necesaria como respuesta a un sentimiento de dolor y que nos define como un ser sintiente y emocionalmente sano, pues nos permite retractarnos de lo que consideramos pudo ser un acto incorrecto, es nuestra “pequeña voz interna” que nos dá el discernimiento de nuestras acciones.

Sin embargo, en un proceso de duelo, esta voz se torna aún más nítida, haciendo aparecer, a menudo, una mezcla de sentimientos amargos que aportan muy poco a una vivencia positiva de la pérdida; pues si el sentimiento de culpa avanza, la pequeña voz se convierte en un “monstruo” que nos atormenta y nos  arroja frases encabezadas por el “Si hubiera…, “si no le hubiera hecho esto”, “si le hubiera llevado antes al médico”, “si hubiese ido a otro doctor”, “si no hubiera hecho caso de lo que me dijeron”, “si hubiera conducido yo”, “si hubiese actuado diferente” y larguísimos etcéteras de frases auto-recriminatorias. Las cuales finalmente nunca podrán ser validadas, pues en la vida los “quizás” o los “hubiera” no existen, solo un aquí y un ahora que determinó la situación y que en algunos casos estuvo fuera de nuestro control.

En muchas ocasiones, la pérdida de un ser querido hace que nos desborden nuestros recursos psicológicos, el  problema en sí no radica en no sentir la culpa  sino en gestionar esas emociones y sentimientos, afrontándolas desde una perspectiva positiva y asimismo llegar a la aceptación.

Por otro lado como podemos eliminarla o bajarla intensidad de este sentimiento?

1. Olvida el pensamiento oscuro y asume una postura más flexible ante los cambios que lleva un proceso de duelo: Para esto el mejor ejercicio es pensar en los aspectos positivos y negativos que encierra esta situación a la cual nos enfrentamos por la ausencia de nuestro ser amado.

2. Halla las causas de los sentimientos de culpa desarrollando un diálogo interior después de la pérdida: Este diálogo interior nos develará algunas ideas irracionales de causa y efecto. La clave para ser eliminada es empezar a darnos cuenta de los hechos que llevo a cabo el fallecimiento de nuestro ser querido.

3.  Practica actividades para el bienestar:En lugar de mantener tus pensamientos alrededor de ideas culposas, date el permiso de hacer una tregua en tu diálogo interno a través de la oración o de la práctica de algún tipo de meditación. También puedes realizar tareas manuales, ejercicios rutinarios o refugiarte en la naturaleza.

4. Toma acciones para enmendar el error, si lo hubo:Transforma los sentimientos de culpa en responsabilidad buscando acciones concretas para corregir los errores que pudieras haber cometido. Si te viste involucrado en un accidente, busca como indemnizar a los afectados hasta donde esté tu alcance; ofrécele tu ayuda a los familiares para minimizar la pérdida. Si esto no es posible, trata de realizar un acto simbólico en honor a quien ya no está: busca realizar una donación a una fundación para la prevención de enfermedades, realiza acciones solidarias en tu comunidad o únete a un grupo de voluntarios sociales.

5. Proyecta el futuro: Aún si asumimos esta etapa del duelo, lo más productivo es mirar al futuro y pensar en cómo podemos subsanar el daño dando como prioridad la tranquilidad y la sanación de la herida que nos deja la perdida. La culpa nunca es la solución porque nos encierra en el mismo punto del inmovilismo y el sufrimiento.

Recordemos, navegar en el duelo es una ocasión para deshacer todos esos nudos de la vida y dejar nuestra alma libre, es decir será más bien un descubrimiento, un fruto y un aprendizaje que nos enseña en el trascurrir de la vida cotidiana.