El círculo familiar es uno de los primeros grupos “sociales” en los que el ser humano interactúa y crea vínculos afectivos, entendiendo vínculo como la intensidad con la cual nos involucramos sentimentalmente con los otros. Por tanto, el proceso de duelo será mayor a razón de la calidad del vínculo existente entre el fallecido y el “sobreviviente” (como se llama al doliente que debe afrontar la ausencia).
La hermandad es un vínculo afectivo en el que el ser humano vislumbra los primeros brotes de amistad, cooperación, confidencialidad, complicidad, camaradería y algunas veces, las primeras emociones de decepción y rivalidad, por tanto la relación entre hermanos representa en el niño y el adulto, las bases de su relacionamiento en comunidad, para el caso de quienes no tienen hermanos, este vínculo se trasfiere a primos y/u otros familiares cercanos de similar edad.
Es así, entonces, como la pérdida de un hermano(a) sin importar la edad en la que se produzca, debe ser tratada con la importancia que se merece, puesto que en ocasiones la atención suele centrarse en la pérdida del hijo, concentrando los esfuerzos por acompañar a los padres dolientes y puede llegarse a “menospreciar” el sentimiento y vivencia del duelo de el/los hermano(s).
Con el tiempo las relaciones cambian y puede que el vínculo se fortalezca o se rompa, por lo que al perder a este primer “amigo”, entran en juego sentimientos encontrados, representados en la valoración del vínculo que se sostenía; si era bueno el peso de la ausencia hace cuestionar si se podrá “superar” esta situación y si no lo era, la ausencia hace pensar en lo pendientes que quizás quedaron y que podrían haberse superado.
Si estás afrontando la perdida de un hermano(a), estos son algunos tips que puedes tener presentes:
- Fortalece los vínculos familiares: Al igual que tú, otros miembros de la familia sufren la ausencia, conformen un círculo de apoyo, desde el entendimiento que para todos quién partió era un ser igual de importante. Ningún duelo es mayor o menor que otro.
- Honra su memoria: Cuéntale a tus hijos ( si los tienes o cuando los tengas) sobre el/ella, hazles saber que existió, conserva sus “tesoros” y conviértelos en tu polo a tierra para recordar quien eres.
- Conversa con el/ella: Mantén el vínculo de amistad vigente, puedes algunas veces ir a su cuarto y conversar con el/ella, contarle cómo te sientes o tener esa charla pendiente, estos pueden ser ejercicios de liberación que te permitan soltar con naturalidad tus sentimientos.
Finalmente, tarde o temprano en el proceso del duelo tendremos que aprender a vivir sin nuestro familiar. Esto puede ser un paso difícil, pero es sumamente necesario. No significa que nos olvidaremos de nuestro hermano. Esto realmente es imposible, ya que siempre estará en nuestra memoria. Significa que el recuerdo de nuestro hermano formara parte de nuestra historia.