Dice una leyenda, que un bebé antes de nacer, con miedo le pregunta a Dios ¿Cómo podré sobrevivir en la tierra siendo tan pequeño e indefenso? A lo que el amado creador le responde con total sabiduría, que antes de enviarlo a él, ha puesto un ángel para que le reciba, le cuide y le guíe con amor y paciencia, que ese ángel será único y especial, diseñado exclusivamente para él y que le amará tan incondicionalmente que a su lado podrá aprender lo necesario para vivir.
Más que una leyenda, puede creerse que ha sido una promesa de Dios para nosotros y que efectivamente ha escogido a sus mejores ángeles para asumir la tarea más valiosa de la tierra: Ser mamá.
Y es que solo ella es la única que tiene la capacidad de llevar dos corazones latiendo en su cuerpo, de formar perfectamente cada hueso y músculo de un pequeño cuerpecito y darse a la tarea durante toda su vida de evitar a toda costa que ese corazón se rompa y lograr que en tu rostro se dibujen las más hermosas sonrisas.
Por eso, cuando el inevitable paso del tiempo nos lleva al momento de su partida, sentimos que perdemos la parte más valiosa de nuestras vidas y es que se ha ido tu “Fan N° 1”, tu apoyo incondicional, la que a pesar de sentir dolor te dijo siempre que estaba bien, tu héroe, es que solo mamá sabe curar heridas con un beso.
Para mamá somos siempre sus bebés y aunque no lo aceptemos, aun cuando en nuestro cabello pinten algunas canas, muy dentro de nosotros sabemos que no hay mejor abrigo que el de sus brazos.
Si has perdido a tu ángel, una de las mejoras formas de recordarla es poner en práctica todas aquellas enseñanzas que recibiste durante el tiempo que Dios te permitió tenerla a tu lado, se vale llorarla si, pero no se vale que te sientas culpable, en las batallas que has vivido sabes que puede con todo, pero recuerda que no lo puedes hacer solo, es importante este recorrido hacerlo al lado de un amigo o familiar con quien puedas hablar sobre tu tristeza.
En tus momentos de silencio, reflexión y oración podrás seguir escuchando que ella, tu mamá, te pide cuidar de ti, ella sabe que tienes que enfrentar la batalla más difícil que es su ausencia y como buena madre te recordará que tienes que “alimentarte bien” porque ahora ella representa tu alimento espiritual, así que tu homenaje especial a ella y todo lo que hizo por ti, es continuar tu vida, tus sueños, tus proyectos de la mejor manera.
Su partida no es el fin, es una transformación que genera el vínculo de amor más hermoso hasta la eternidad.
Y recuerda lo que mamá te diría: “Tranquilo, al lado de mamá… no pasa nada”